Llamando a las puertas de Keret
Masha Kisel
traducción de Sofía Barca
En De repente llaman a la puerta (2010), Etgar Keret desarrolla treinta y cinco argumentos humorísticamente inesperados al compás predecible de los chistes de toc-toc. El libro comienza con el cuento homónimo acerca de un escritor secuestrado por un intruso armado, que llama a su puerta y le exige una historia. La brusquedad prometida en el título pierde su esencia al llegar al tercer párrafo. La misma secuencia de acontecimientos se repite cuando la apertura narrativa, “De repente llaman a la puerta”, da ingreso a un encuestador marroquí con una pistola, y luego a un repartidor de pizzas con una cuchilla de carnicero. A lo largo de esta colección Keret no evita el uso de las tensiones sociales y políticas entre los judíos y árabes, así como entre los israelíes y los rusos recién llegados a su Israel natal. Pero, como el protagonista similar a Keret explica en la historia inicial, los conflictos sociopolíticos peculiares de Israel sólo proporcionan el escenario para explorar la “condición humana”. Esta condición en la cosmología de Keret es el estado de mantenerse ligado a los demás: a los demás humanos y a los no humanos, a otras personas reales y ficticias, al pasado e incluso a las futuras versiones de uno mismo. Aunque los universos narrativos en cada una de estas historias funcionan de acuerdo con sus propias leyes fantásticas de causa y efecto, sus continuos espacio-tiempo son nudos kármicos semejantes.
En el cuento “Tierra de mentira”, el engañoso pero creativo Robbie descubre un purgatorio, o más bien un no-lugar, donde todas sus mentiras cobran vida. Allí encuentra un perro atropellado que inventó para explicar por qué llegaba tarde al trabajo, “la mitad se arrastraba hacia delante, las patas delanteras luchaban para tirar de la pelvis completamente paralizada”, y se da cuenta que el sufrimiento puede ser causado no sólo por acciones sino por las palabras y los pensamientos descuidados. En los cuentos de Keret ni los seres divinos pueden escapar de la responsabilidad ética para con sus creaciones. En “Elija un color” una divinidad le responde a un escéptico similar a Job: “¿Qué crees?, preguntó el dios plateado al sacerdote amarillo en señal de frustración, ¿que he creado a todos ustedes de esta manera porque es lo que yo quería? ¿Porque soy un pervertido o un sádico que disfruta todo este sufrimiento? Te he creado de esta manera porque esto es lo que sé. Es lo mejor que puedo hacer.” Keret ofrece un giro en la versión bíblica de la historia: el dios plateado pide disculpas a las víctimas de su imaginación.
Keret está en su mejor momento cuando escribe acerca de las relaciones entre padres e hijos para mostrar el verdadero valor de extender la responsabilidad ética al reino ideal. En cuentos tales como “Trabajo en equipo” y “Pequeño niño educado”, Keret muestra cómo los niños son vulnerables a la falta de cuidado expresado en las palabras y los pensamientos. En “Trabajo en equipo”, una abuela cuida a su nieto dejándolo encerrado en una habitación e ignorando sus gritos. El anónimo Pequeño niño educado es llamado así porque finge no darse cuenta de la amarga lucha de sus padres. En estos cuentos el “realismo” que ve el lector es la relevancia práctica de las transformaciones lúdicas de lo imaginario a lo real. Los que más dependen de nosotros psicológicamente no siempre se quejarán del maltrato. Podemos operar bajo la ilusión de que nuestra malicia que no expresamos o nuestro descuido y abandono son inofensivos, sin darnos cuenta del daño que estamos causando. El ingenioso realismo mágico de Keret invita a sus lectores a convertirse en mejores ciudadanos de todos los reinos que puedan habitar.
Los absurdos existenciales a cara de piedra le han valido a Keret comparaciones con Gogol, Kafka y Vonnegut. Cuenta con numerosos admiradores entre sus contemporáneos: Amos Oz, Salman Rushdie, Jonathan Safran Foer, Gary Shteyngart, Miranda July e Ira Glass han cantado sus alabanzas. Accesible, pero esquivamente enigmático, Keret atraviesa fácilmente los círculos literarios de la élite a la cultura popular. De repente un golpe en la puerta es su cuarta colección de cuentos, pero su obra también incluye películas y novelas gráficas. La película estadounidense filmada en 2006 Tajeadores de muñecas: una historia de amor, basada en su cuento sobre una relación romántica forjada en el Más Allá, se ha convertido en un clásico de culto indie. Aunque Keret escribe en hebreo, las traducciones al inglés de Miriam Shlesinger, Sondra Silverston, y Nathan Englander capturan la voz del autor hastiada del mundo, así como su alegría y sorpresa cuando nuevas ideas llaman a su puerta.
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