Neiva
Las hermanas Pizarro
Juan Álvarez
Dije Bueno. Así contestaba entonces. Era un bueno vigoroso, pendenciero, casi buscarruidos. Pero buscarruidos no puede ser la palabra, porque a mi saludo telefónico le seguía siempre un deseo de silencio. Mi saludo tenía que ver con una cantidad de tiempo descorazonador malgastado en México trabajando como lector para una editorial comercial. Tenía que ver con Colombia, con sus ciudadanos halagüeños que decían Aló y luego se lanzaban meados de la dicha a contar una cosa y la otra, igual que el ruiseñor imbécil camino a la jaula.
Una voz al otro lado dijo Hola.
–¿Sí, bueno? –repetí yo.
–Hola –repitió la voz.
Nunca he sido bueno para este tipo de jueguitos. Fui directo al grano.
–¿Quién es? ¿Qué quiere?
–¿Galvareza? –preguntó la voz con timidez.
–Sí.
–Soy Estela Lara, la madre de María José y María del Mar Pizarro.
Dos años atrás me las había arreglado … Leer más »